El pasado 19 de marzo, Día del Padre, disfrutamos de una bonita andada preparada y coordinada por uno de nuestros socios más ilustres, Diego Hernández, alcalde de la localidad turolense de Fuentes Claras. La ruta superó las expectativas ofreciéndonos variados escenarios en esta falsa llanura que sesga el río Jiloca.
Dispuestos a afrontar la marcha preparada por Diego, nos congregamos veintitrés socios del Club y tras el pertinente desayuno en el frontón pusimos rumbo hacia el punto más elevado del día, la ermita de San Esteban en el cerro del mismo nombre.
Pasamos debajo de la Vía Verde de Ojos Negros y junto a la acequia "Ceicuela" nos aproximamos a los pies del cerro tomando un bonito sendero que cómodamente nos llevaría a sus 1.071 metros de altitud.
Desde arriba las vistas son tremendas. Improvisado mirador de El Poyo del Cid, Calamocha, Fuentes Claras, Caminreal -, en el eje norte/sur-, y en el este/oeste, El Villarejo, Bañón, Torralba de los Sisones y la Laguna de Gallocanta.
El Peñón de los Soldados, altitud más elevada y al noroeste de San Esteban es nuestro próximo objetivo y más concretamente sus abandonadas minas de hierro, que tuvieron su auge a finales del siglo XIX y principios del XX.
¿Quién no se resiste a ponerse el frontal y alcahuetear un poco? Nosotros desde luego no.
Monte de carrasca y algún rebollo vamos atravesando por un muy cuidado sendero que nos dirige a otra de las paradas obligadas de la ruta como es El Poyo del Cid. Esta localidad aparece en un pasaje del famoso cantar de gesta. Don Rodrigo Díaz de Vivar dejó constancia de su paso y pernocta por estas tierras y, agradecidas, adoptaron en su topónimo al ilustre caballero.
Nuestro particular homenaje aprovechando el momento del almuerzo. Bonito rincón en honor a Don Rodrigo.
Retomamos la Vía Verde en dirección a Fuentes Claras.
Llegamos a los Ojos de Fuentes Claras. Se trata de un antiguo humedal alimentado por aguas subterráneas, que ha visto cómo se reducía paulatinamente su extensión a causa de progresivas roturaciones desde la Edad Media. En el siglo XVIII aún se conservaban algunas parcelas vírgenes propiedad del concejo, que arrendaba a los vecinos para que procedieran a su roturación y posterior explotación agraria.
Retomamos el curso del río Jiloca en este último tramo de la ruta que nos conduce a Fuentes Claras.
Bonito estanque a la entrada del pueblo aprovechando la ubicación de uno de los lavaderos del núcleo urbano.
Sale el agua por cualquier rincón, produciendo estampas de vida.
El casco urbano nos muestra otro de los lavaderos del pueblo, oportunamente conservado en los bajos de una vivienda.
Y tras unas merecidas cervezas en el bar Las Escuelas, buena comida en el restaurante La Concordia.
No puede faltar la foto de grupo hecha en San Esteban.
Próxima cita de la sección de senderismo en Añón de Moncayo, ya en la provincia de Zaragoza, el domingo 2 de abril. Saludos!!
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